En cada camino hay una noche y en
cada noche hay un camino. Y muchos tropiezos, alguna caída, pero también
la alegría de avanzar. Aunque las sendas se llenen de mentiras siguen
estando bajo la maleza. La mayor
parte de las veces tenemos que limpiarlas a machetazos de verdades, con la
fuerza de la razón y sudando sensatez a mares. Cuesta y vale la pena el
esfuerzo porque el que busca: encuentra. Seguir los rastros, las señales... las huellas indelebles de
quienes hicieron o indicaron los fines: esos luceros que alumbran las
veredas por las que cada uno se aventura.
Las estrellas de mi historia, no porque la posea sino es que la
cuento a mi manera y, por ello, corre de mi cuenta, me animaron a seguir
su ejemplo cuando estaba cansado; ofrecían agua en los abatimientos; me
guiaron en medio de las oscuridades; en fin, encendieron los caminos que
nos ayudan a alcanzar la identidad canaria:
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Creo que
si mirásemos siempre al cielo, acabaríamos por tener alas – G. Flaubert. |
“... También vaya el agradeci- miento para los que
recogieron y contaron, cada cual como le fue permitido o entendió, nuestra
historia –que la tenemos y grande-. Entre éstos, remarco al fraile dominico D.
Alonso de Espinosa porque fue al leerle los renglones y entrelíneas lo que
motivó la escritura de “La última luna de Achinech”; así como, al incansable
rebuscador de las pequeñeces importantes el Dr. Don Juan Bethencourt Alfonso,
por su tenacidad, buen hacer y cariño que puso en conservar lo nuestro; a la vez que me brindaba con su complicidad. –Fernando Marrero”.
Simplemente me encanta!!!!! Ya me gustaría a mi haber heredado un poquito de ese saber escribir!!! ^_^
ResponderEliminarQue eso me lo diga una maravillosa bióloga, a la par que mi ad mirada pintora y mejor persona, a mí si que me encanta. Tú si que tienes arte, guapísima. Salud/os.
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