miércoles, 1 de mayo de 2013

Estrellas alumbrando veredas

En cada camino hay una noche y en cada noche hay un camino. Y muchos tropiezos, alguna caída, pero también la alegría de avanzar. Aunque las sendas se llenen de mentiras siguen estando bajo la maleza. La  mayor parte de las veces tenemos que limpiarlas a machetazos de verdades, con la fuerza de la razón y sudando sensatez a mares. Cuesta y vale la pena el esfuerzo porque el que busca: encuentra. Seguir los rastros, las señales... las huellas indelebles de quienes hicieron o indicaron los fines: esos luceros que alumbran las veredas por las que cada uno se aventura.  Las estrellas de mi historia, no porque la posea sino es que la cuento a mi manera y, por ello, corre de mi cuenta, me animaron a seguir su ejemplo cuando estaba cansado; ofrecían agua en los abatimientos; me guiaron en medio de las oscuridades; en fin, encendieron los caminos que nos ayudan a alcanzar la identidad canaria:    
  Creo que si mirásemos siempre al cielo,
acabaríamos  por tener alas – G. Flaubert
.
“... También vaya el agradeci- miento para los que recogieron y contaron, cada cual como le fue permitido o entendió, nuestra historia –que la tenemos y grande-. Entre éstos, remarco al fraile dominico D. Alonso de Espinosa porque fue al leerle los renglones y entrelíneas lo que motivó la escritura de “La última luna de Achinech”; así como, al incansable rebuscador de las pequeñeces importantes el Dr. Don Juan Bethencourt Alfonso, por su tenacidad, buen hacer y cariño que puso en conservar lo nuestro; a la vez que me brindaba con su complicidad. –Fernando Marrero”. 

2 comentarios:

  1. Simplemente me encanta!!!!! Ya me gustaría a mi haber heredado un poquito de ese saber escribir!!! ^_^

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    1. Que eso me lo diga una maravillosa bióloga, a la par que mi ad mirada pintora y mejor persona, a mí si que me encanta. Tú si que tienes arte, guapísima. Salud/os.

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