El impulso de caminar…
Es muy posible que “La
última luna de Achinech” estuviera
revoloteando dentro de mi cabeza desde hacía
largo tiempo.
¿Quiénes somos?, ¿de dónde venimos?, ¿hacia qué lugar vamos?; les suena ¿verdad?
Éstas, u otras preguntas
similares, son las que nos hacemos, de vez en cuando menos mal, para intentar
ubicarnos y dar más sentido del que ya tiene la vida. “La vida es aquello que
te va sucediendo mientras tú te empeñas en hacer otros planes –John Lennon”.
¡Cuánta verdad y qué desperdicio!
Al indagarnos por nuestros
orígenes tendemos, o a mí me pasa, a tirar de la madeja de los ancestros. Y
claro, como es natural, casi todos nos quedamos como mucho en un: pero… ¿cómo
dices qué se llamaba el tatarabuelo? Y las raíces se entierran, se acaban
escondiendo…, nos quedamos, por emplear una expresión canaria, “en el aire”.
Como en el aire, un ratito,
no se está en ningún otro sitio. Pero, al menos a mí, me gusta poner los pies
en el suelo… y volvemos a la tierra, siempre a la tierra. A los ascendientes,
los motivos, el principio y los destinos.
“(…) saldando una deuda
vieja y sangrante con los antiguos moradores de Canarias, antepasados o no, de
la tierra que se quiere y en la que se ama –Fernando Marrero”. ¡No, no puedo ni
quiero ponerme a la altura de mi admirado creador de “Imagine”. Simplemente,
iré mostrando trocitos (fisquitos) de lo que está escrito en la obra que les
estoy presentando. Puede que pagar esa deuda sentimental sea la causa primera
de echar a andar.
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