Hablando de Canarias y autenticidad, al margen de todas esas
interioridades que nos unen: paraderos, océano, barros, socarronería, lucha,
vientos, justicia, tierra, nostalgia, juegos, libertad, alegría, historia,
penas, solidaridad, trabajo, franqueza... tanto que yo que sé; el amor por la
vida, la vida por amor; querría detenerme, otra vez “mi niño-a”, en el nudo de
nuestro lenguaje.
La lengua es definida por quien
sabe como: “sistema de palabras que utiliza una comunidad de hablantes para
comunicarse. Forma de hablar o de escribir característica de un grupo de
personas, de un autor, de una región o de un periodo determinado” (...). No
cabe duda que los canarios somos un grupo de gente que vivimos en comunidad por
esta región, y nos comunicamos con una forma de hablar característica. Tal vez,
no se trate de abrir los pliegues del pasado para hallar un idioma enterrado en
el desierto por los saqueos continuos, como si fuese una reliquia cifrada que
todos admiran y nadie entiende. Quizá, y aquí intento quitar mi granito de
arena, sea excavar con paciencia, palabra a palabra, las piezas que sobre la
riqueza lingüística que se ha ido acumulando a lo largo de la historia: constituyan el
gigantesco esqueleto de nuestra expresión - La última luna de Achinech – Fernando
Marrero”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario